La Historia de Amanda

Tercera Imagen: Las orejas con las que escuchas.

Ese día llegue muy temprano a la cárcel de mujeres, había manifestaciones programadas y se esperaba movimiento en las calles de Macondo.   Uno de los carros de la ONG para la cual trabaja mi madre me llevaría, pueden andar seguros con los logos, y por lo mismo me recogerían.

Al salir me encontraría con mi madre, en el sitio donde los observadores internacionales se reunirían. Es un día importante y parece que se esperan muchas mujeres y personas en las calles.   Me preguntaba… Si Amanda estuviera libre, ¿cómo se comportaría en la marcha?; seria de las instigadoras a la violencia, o seria tipo Gandhi, filosofía de la resistencia pacifica.   Luego tuve la oportunidad de conocer de su propia boca la respuesta y de enterarme de que las marchas, estaban de un modo conectadas con ella.  En ese momento no sabia ni la mitad de la historia.

Hice todo el proceso como siempre para entrar al núcleo y como todos los días García vino a recibirme, llevarme a la celda y sentarse con sus audífonos en la puerta.  Esta vez Amanda estaba sentada calmada en sus colchones y parecía que su curiosidad había aumentado, igualmente su interés por colaborar o tal vez sólo por saber más.

Abrió sus ojos con una mirada de expectativa, me siguió con su mirada mientras entraba a su celda y me sentaba en mi lugar, en mi cojín.   Me miraba de arriba abajo, como quien mira un utensilio pensando: para que sirve o como lo puede usar; cuando no hay manual de instrucciones y la mirada busca respuestas dentro del objeto.

Me senté, y después de saludarle, inmediatamente me interrumpió entonando mi nombre con una pausa y un cantico jugando con la rima.  – Eva, Eva, Eva… la calva eva, me puede decir la mujercita a que se debe que llegaras más pronto, no hace mucho salió el sol y ya estas aquí, eso es más temprano que ayer. ¿Porqué? –

Buenos días, Amanda.  Hoy vine más pronto porque hay marchas en las calles de Macondo, hay paro nacional programado, se espera que haya muchas mujeres y organizaciones feministas, también los grupos que apoyan las reformas por los derechos e igualdad de las mujeres, organizaciones que piden detener la cárcel y los asesinatos de la comunidad femenina, políticos, LGTB, los grupos que defienden la libertad de las solteras, y las mujeres reingresadas a la sociedad después del proceso de reformación social.   Parece que hay muchos presos políticos y que hay desaparecidos.    Entonces decidí venir más temprano para poder estar aquí como prometí, y hacer nuestro ejercicio de meditación.  Ahora entremos en materia como hicimos la vez anterior vamos a empezar con ejercicios de observar la respiración y los canticos, luego….  Pero antes de terminar mi frase me interrumpió.    En su rostro había interés y me miraba a los ojos con una interrogación dibujada en su cara.  – Oye Eva, ¿sabes quienes llaman a las manifestaciones?, ¿recuerdas alguno de los nombres de las mujeres liderando la convocatoria?, y tú ¿porqué no fuiste a marchar?  Por lo que veo, también eres mujer. –

Respire y la mire con intriga, me preguntaba porque le interesaba esa información, pero yo no estaba allí para abrir diálogos de política. En realidad no estaba muy enterada de la política Macondiana y no había leído sino los titulares.  Mi misión allí era el trabajo con las reclusas y el proyecto de meditación, pensé.  – Amanda, a tu primera pregunta no tengo respuesta. La verdad es que no tengo esa información.  A la segunda pregunta, mi respuesta es que no estoy muy enfocada en el conflicto o los antecedentes que han generado esta situación.  Pienso que no haberme criado en el país y haber retornado hace muy poco, me deja sin elementos de juicio.  Por último, mi objetivo esta aquí, en el trabajo con las reclusas y la enseñanza de la practica meditativa, por eso no considero adecuado continuar esté tema.  He venido para la enseñanza de la meditación.  Entonces enfocándonos en nuestra practica te voy a pedir que observes tu respiración, observas como el aire entra por tu nariz y te enfoques en… –

Decidió mirar a la ventana y como si no estuviera yo ahí, y sin ningún interés de escuchar mis instrucciones, continúo hablando.  – En realidad, Eva, la política en este país es de chiste.  Yo lo sé, son validos los elementos por los cuales hay manifestaciones.  En Palombi hemos vivido durante años sometidos a el mismo patriarcado gubernamental, y el respeto de la autoridad masculina “protectiva”, según decían mis profesoras en la escuela.  Pero el sistema de normalización y regularización de los roles de la mujer en la sociedad no debe seguir siendo un establecimiento inamovible.  No es lógico que constitucionalmente las mujeres en este país no puedan ser elegidas para cargos públicos, o cargos de responsabilidad como: alcaldías, ministerios, gerencias y similares; sin la firma y el apadrinamiento de un hombre, que firme un documento de buena fe de su comportamiento; tampoco es justo que una mujeres que decida permanecer soltera, o nulípara, o una mujer que agrede a su esposo en defensa propia, o una mujer divorciada, o la que no acepta llevar a su hija al matrimonio con el mejor postor, o la que decide ser gerente, deban ser objeto de observación u de paso por el centro reformatorio, porque parecen «machos»; eso es control de los derechos de esas mujeres.    Pero es de chiste, de un lado esta el partido de derecha el ministro Grajales que defiende el establecimiento, el que respalda el gobierno.  Del otro lado los extremistas izquierdosos, que algunos siguen predicando la lucha armada como salida, otros que se ofenden cuando les dicen mamertos, pero a la hora de defender los derechos de las mujeres, tampoco fueron capaces de dejar sus actitudes machistas, y también abusaron de las mujeres.   Por eso yo pienso, se merecen que les diga mamertos, porque al final irrespetan los derechos de las mujeres igualito a los furribistas, y a la hora de darles más poder a las mujeres también les tiembla y se les arruga…

Decidí interrumpirla porque el tiempo avanzaba y estaba preocupada de no poder hacer la meditación. – Amanda, lo siento. Pero yo no estoy aquí para escucharte hablar de política, o para responder a tus preguntas, debo enfocarme en la practica meditativa. –

Entonces exploto en ira…  Con todo el fuego que le emanaba por los ojos y una postura desafiante, se levanto de los colchones y señalando mi pecho con su dedo, metiendo su mirada directamente a mis ojos me dijo – Mira calva hijueputa, usted, estas aquí, para lo que a mi se me ocurra me puedas servir.  Tienes muchas ganas de sacar adelante tu puto ejercicio de meditación ridícula, pues te aguantas lo que hable, y mejor te haces a la idea de que estas aquí para escucharme; si quieres que yo te escuche luego.  Por que esta mierda no va de que usted hace conmigo lo que quiera, y yo no pido nada a cambio, no, así no es.  Me recuerda, como los machos quieren hacer con las mujeres en este país.  Sí hay algo que le toco aprender al movimiento democrático de varones por la patria (furribistas), a los machos de la izquierda profunda y a los otros, es que hay mujeres como yo.  Que negociamos que infernos quieren hacer con nosotras y ponemos lo que nosotras queremos, bien claro, sobre la mesa de negociación, porque somos conscientes del poder que tenemos las mujeres.   Yo no estoy en esta cárcel de gratis mujercita.  Yo estoy condenada porque ya he dado muchas batallas como está y más grandes. Porque también tengo derecho a hacer lo que yo quiero, y no me escondo detrás de una camándula, o una telenovela para incrementar la resignación de mi sumisión a mi limitado rol de mujer en palombi. Tampoco minimizándome, culpandome y mutilándome el poder que tengo como mujer.  Así que mujercita, vaya pensando si quiere negociar en esta puta celda y empezar a escucharme. Abrir bien las orejas para hacerlo, o largarse sin nada. –

Me di cuenta de que para ella es importante que la escuche, una cosa he aprendido en meditación;   todos cuando empezamos la practica, nuestra primera reacción es la necesidad que tiene la conversación interna sobre el pasado y sobre el futuro, de salir a flote, de ser escuchada.   Entonces entendí que tal vez parte de la practica meditativa era tomarme el tiempo de escucharla.

Es positivo, dejar salir ese dialogo interno, observándolo y dejarlo pasar, sin que nos genere aversión o enojo, sin que nos alimente la ira u otros sentimientos, sin cuestionarlo o juzgarlo, solo observarlo.  Es una de las partes más importante de la practica meditativa, entonces debería aprovechar este proceso también para mi formación como profesora de meditación.

Entonces decidí escucharla y dejarla hablar, que me contara todo lo que se le ocurriera. Estoy consciente de que este no es un ataque personal, son sus historias, son sus cicatrices, son sus medallas, son sus traumas y sus experiencias, para ella son validas y yo debo respetarlas. El dolor de sus cicatrices es lo que inspiran sus palabras.  También entiendo que tiene razón en lo que dice, para ella es importante ser escuchada, no soy yo quien, para negarle ese derecho.  Puedo escucharla y observar, sin generar aversión o apego y permitiendo que me cuente su historia.

Al finalizar de las dos horas, acordamos que, de cada sesión, tendremos una hora en la cuál yo la escucharé y le responderé algunas de sus preguntas, y luego ella hará los ejercicios de respiración siguiendo mis instrucciones en la practica meditativa una hora, así completaremos las dos horas que tengo asignadas.  Escuchándonos mutuamente.

The piece of art above is an example of how useful a single artistic image can be. (It was made by our Creative Director Matt Whitney, who is also leading the contemplative photography webinar.)